
Jesús Herrero, maestro aljecero, visita un antiguo horno de yeso alabastrino
Había pasado la noche vigilando y manteniendo el fuego del horno que la empresa Nohuki tiene en Albalate del Arzobispo, su aspecto no denotaba cansancio y se dirigía a comprar el pan y alguna pasta para volver a Galve (Teruel), descansar un poco y, mañana, acudir a la inauguración de la nueva sede del Museo Paleontológico de Galve y celebrar los 30 años de paleontología en la población. Jesús Herrero es uno de los pocos maestros aljeceros y recogió el testigo, el sabe contar la historia de una manera fascinante, del «último» maestro de aljez de su zona.
Cada cierto tiempo, últimamente muy a menudo, acude a Albalate para dirigir la carga del horno, construir la bóveda por aproximación de hiladas y controlar la deshidratación del alabastro. Un café me ha dado la oportunidad de invitarle a visitar el antiguo horno de yeso alabastrino que un amigo de Albalate me enseñó hace un tiempo. Tras una breve conversación en la barra del bar, a la que hemos añadido a José Vicente Querol, gerente de Adibama y que ha discurrido desde la arqueología a la paleontología o la geobiología (sin eruditismos, sólo guiada por el amor a la tierra) nos hemos acercado los tres hasta el horno.
Unos 3000 kg parece que podría contener el antiguo horno en función de sus dimensiones. Es un caso extraño, un horno que no se llegó a quemar, quedando la piedra de alabastro de su bóveda colocada en su lugar, un testigo de un oficio puesto ahora al día gracias a Jesús y a la empresa Nohuki y que seguro reportará muchas satisfacciones en el sector en un futuro no tan lejano, lo están trabajando muy, muy bien.
Hacía una mañana de otoño maravillosa!
