El alabastro, la piedra preciosa del Bajo Martín

‘Proyecto Alabastro’ busca potenciar todas las posibilidades desde el arte hasta el uso como filtro en granjas

Entre tubos y vasos de ensayo a las afueras de Zaragoza, el alabastro del Bajo Martín da vueltas y vueltas bajo miradas críticas e incisivas. Así es desde hace un tiempo y así lo seguirá siendo, al menos, «hasta enero o febrero», calculan.

Este engranaje se mueve entre las paredes de uno de los 22 laboratorios del CEMINEM, el acrónimo por el que se conoce al Centro Mixto de Investigación con Empresas de la Universidad de Zaragoza. Este espacio se concibió hace un par de años como incubadora de decenas de empresas emergentes, – las célebres «startup»-, y una de las condiciones para instalarse en el bloque de edificios es el desarrollo de iniciativas de I+D+i conjuntas entre empresas y universidad.

El profesor Josep Gisbert y el doctor Héctor Gil del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza son los que se encargan de mirar incisivamente los movimientos del alabastro con el fin de averiguar si puede emplearse como filtro en granjas.

Es un encargo de Exportadora Turolense, empresa ubicada en el polígono La Venta del Barro de La Puebla de Híjar con la que hace ocho años que trabajan en investigación. «Hemos probado varias cosas, como ver las patologías que se producen al instalar las placas de alabastro en edificios y ahí también hubo resultados interesantes», recalca Gisbert.

Respecto a si este material es filtrante, se ha probado que sí. «Filtra y además depura el agua. El proyecto está muy avanzado», apunta antes de explicar que los pasos a seguir son los de continuar ajustando velocidades, tiempos, calibres… antes de pasar a las pruebas de campo. «Hemos conseguido el filtrado al nivel que deseamos pero hemos visto que no funciona a velocidad alta, así que, tenemos que buscar un sistema más lento», añade. «No es un problema y en purín, menos», tranquiliza.

Calculan que entre enero y febrero estas pruebas podrán aplicarse en granjas y que en junio podría darse el proyecto por concluido y estaría listo para la comercialización por parte de empresas especializadas.

Asiente a esta afirmación Rafael Tatay, el gerente de la empresa que tras ser informado de estos avances asegura que el objetivo como empresa es cerrar el círculo. «Igual que somos una cantera que extrae, queremos hacer de los descartes algo que pueda tener un uso», explica.

«A través de la investigación nos asombramos de ver cómo algo que no sirve para nada, con un sistema muy económico y competitivo, se puede reutilizar y pasa a ser el elemento más eficiente en el caso de los filtros», reflexiona.

«La evolución de esta investigación puede ser muy amplia y supera nuestras capacidades como empresa privada», añade Tatay que invita a todos los departamentos implicados a unirse. «Si contamos con la colaboración de las instituciones haremos más grande el proyecto, será mucho más interesante y se podrán continuar las líneas de investigación que siempre van descubriendo cosas nuevas», concluye.

Uno de los comportamientos asombrosos demostrados en el laboratorio es que la arcilla que recubre los granos de alabastro y que se trata como el primer deshecho, es buen absorbente. Esta investigación, que empezó hace años por parte de La Puebla de Híjar y la empresa, es también uno de los pilares de «Proyecto Alabastro», un trabajo de cooperación entre entidades públicas y particulares con el que buscan sacar todo el potencial de este material a través de la investigación, el arte o la parte didáctica.

Proyecto de cooperación

Participan los ayuntamientos de La Puebla de Híjar y Albalate del Arzobispo y la Comarca del Bajo Martín. Lo hacen en el proyecto de cooperación enmarcado en las estrategias de desarrollo local 2014-2020 que gestiona el Grupo Leader Adibama, – que ha aportado parte de la financiación para la primera fase de investigación- Se suman como socios colaboradores las empresas extractoras de la comarca. El proyecto nació con un recorrido de dos años y ya lleva diez meses en marcha.

«Estoy muy contento con el camino y por lo que queda porque están saliendo cosas muy interesantes. Cuesta mucho trabajo pero hay un gran equipo», dice Santiago Martínez. Es el coordinador de este proyecto, función que ejerce desde el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro ubicado en el polígono Eras Altas de Albalate.

«Además del proyecto en sí y las líneas que se marcaron, han salido muchas colaboraciones», añade. Una de muchas es la exposición «3 Miradas Escultóricas. Interpretaciones de la figura humana» de Jorge Egea, Adrián Arnau y Joaquín Hernández que se vio en el Castillo Arzobispal en septiembre. No se trata de una acción enmarcada en el propio proyecto pero la colaboración con los autores continuará.

Si por parte de La Puebla de Híjar y Exportadora se está apostando por la parte de la investigación, desde el Ayuntamiento de Albalate se han ocupado de la vertiente artística.

El Consistorio lanzó tres becas artísticas de las que disfrutaron Marta Fresneda (Sevilla-Florencia), Anja Röemer (Holanda) y Simón Domingo (Muniesa), tres artistas que desarrollaron un proyecto en la localidad con piedra de Yesos Alabastrinos, la extractora de Albalate.

El resultado de Fresneda ya puede contemplarse en la localidad. Estos artistas ya se conocían entre sí y conocían la piedra debido a su participación en los simposios de escultura que desde hace años acoge el pueblo.

Desarrollaron su trabajo en el Centro Integral, un espacio municipal por el que han pasado decenas de artistas y de alumnos. Se han realizado «work-shops», actividades didácticas con los estudiantes de colegios e institutos de la zona y fue sede del taller de empleo de la Comarca sobre este material.

También en este sentido hay conversaciones continuas con la universidad y ya se trabajó en un proyecto con una empresa bajoaragonesa del sector del mueble y el Grado de Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto. «Para este curso académico también se está trabajando en nuevas ideas», adelanta el coordinador.

20 de noviembre del 2018; autor: Beatriz Severino; fuente: LaComarca.net