El buril de Anja Roemer transforma el alabastro de Albalate en agua que fluye

La artista neerlandesa presenta ‘Message in a bottle’ como resultado de su residencia artística

El buril insufla vida en la roca estática cuando se trata con maestría. Proporciona curvas orgánicas donde antes había rectas mecánicas, y dota de fluidez, ligereza y transpiración al bloque solido, grave y estático. Cuando hablamos de la piedra blanca y traslúcida del Bajo Martín, el alabastro, cabe pensar en que el buril es el dedo caliente del artista, cuyo calor funde el hielo muerto y lo transforma en agua viva.

Y precisamente de eso, de agua, habla Message in a bottle, la muestra de escultura en alabastro que la artista neerlandesa Anja Roemer expone en el Espacio Cultural de Albalate del Arzobispo, hasta el próximo 23 de diciembre.

La serie es el resultado de la residencia artística que Roemer disfrutó de abril a julio de este año en esta localidad del Bajo Martín, sede de Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro y de las Jornadas Anuales del Alabastro desde 2003. La escultora nacida en Utretch ha sido la tercera becaria residente en la localidad, junto a la sevillana Marta Fresneda y el muniesino Simón Domingo.

Mensaje en una botella

El proyecto escultórico de la beca de Anja Roemer debía hacer referencia al agua, y la neerlandesa ha construido un relato entre lo poético y lo reivindicativo. En muchos lugares en los que ha vivido y esculpido ha dejado nubes en diferentes materiales, una forma que le atrae por lo que tiene de esquivo y sugerente al mismo tiempo. Y precisamente con una nube comienza su discurso artístico de Message in a bottle (Mensaje en una botella), que más allá de una referencia al popular tema de Police es también el nudo conceptual central de su trabajo, que se compone de ocho piezas que mezclan de forma muy sugerente figurativismo y abstracción.

La propia Roemer explica que desde que esculpió nubes en Suecia y Holanda para concienciar sobre la importancia del agua, intenta seguir haciéndolo por todo el mundo. En este caso, en el árido Bajo Martín, la Nube no es tal, sino que en realidad es una imagen, la referencia artística de una nube, porque está encarcelada en una estructura que hace las veces de marco artístico o también de jaula.

En la segunda pieza, Tiempo, la artista empareja dos gotas gigantescas con el concepto de sequía. Dos hilos las mantienen suspendidas como si fueran el péndulo de un reloj parado, apenas rozando la superficie árida del suelo, seco y anaranjado, que las ansía, pero que no termina de sentirlas. “El tiempo se nos acaba en relación con el problema mundial de la sequía”, explica la creadora en el catálogo de la exposición.

Siguiendo un discurso cronológico, las gotas acaban en el Río, tercera pieza y una de las centrales de la exposición. Siguiendo una trayectoria descendente, el río va creciendo y doblándose sobre si mismo para formar meandros, en una trayectoria en la que se juega con los vacíos dejados en el centro de dichos meandros y las transparencias y brillos que genera el propio alabastro.

En Niveles y dimensiones, cuarta pieza de la muestra, la artista reflexiona sobre las dimensiones o ámbitos en los que el agua interactúa con el ser humano, desde las gotas de lluvia que mojan nuestro pelo hasta el mar que surcan nuestros barcos, pasando por la taza de te o la que usamos para regar las plantas. “Y es agua sigue siendo agua”, reflexiona la artista.

En la pieza El bodegón se encuentra la clave del título de la exposición. Está formado por una representación de los envases en los que habitualmente encontramos el agua. Naturaleza muerte en forma de vasos, jarras, tazas, e incluso la contemporánea y antipoética botellita de plástico de tercio de litro, una de las armas de destrucción masiva para el medioambiente que se han ingeniado. Anja Roemer le añade detalles azules para romper la claridad del conjunto, y en un guiño humorístico muy español le añade una etiqueta con la marca de la botella: Agua del Río.

A partir de ahí el discurso artístico de la serie abandona lo natural y viaja hacia lo antropizado. La sexta pieza se titula Tapa de distribución de agua. Para la neerlandesa no es un resorte que oculte un inframundo, sino más bien una puerta que invita a entrar en el subsuelo, donde el agua circula en una y otra dirección, para abastecer y para drenar los hogares de las personas. Las venas de los pueblos y las ciudades sin cuya concurrencia la vida no sería tal y como la conocemos.

La pieza Teatro hace referencia al problema ambiental de la escasez y calidad de las aguas, y también a la comunicación e información que se comparte. La pieza representa un teatro clásico de títeres con una escena del mar contaminado, en el que flotan varias botellas de ese Agua del Río. “Cada día recibimos información sobre la contaminación global a través de los móviles o la televisión. Esos medios generan una brecha entre la información y la experiencia”, explica la artista en el catálogo de la exposición. “Al disponer el mensaje a través de la recreación de un antiguo teatro, deseo romper esa línea condicionada de información y lograr una mayor concienciación sobre el problema”.

Tras un progresivo deterioro del ciclo que se observa en las últimas piezas de la serie, Message in a bottle concluye sin embargo con una octava escultura que invita al optimismo y la esperanza. Fuente de vida se titula la representación de un bebé a punto de nacer, todavía en el vientre materno. La fuente primigenia que supone, para los humanos, la primera, fundamental y genuina conexión que se establece entre la vida y el agua. Quizá sea ese el  estado natural del ser humano, sumergido plácidamente en un fluido del que nunca debió salir. Cuando todo se seca, comienza a degradarse.

De la roca negra volcánica al alabastro turolense

Anja Roemer trabaja con infinidad de materiales y tiene mucha obra en roca volcánica y oscura del norte de Europa, aunque en el alabastro turolense ha encontrado un excelente medio de expresión. Antes de disfrutar de la residencia en Albalate en la primavera pasada, participó en el XI Simposio del Alabastro en esa misma localidad, durante el que esculpió Double Möbius, un singular volumen en el que dos cintas de Moebius se entrelazan entre sí, que reflexiona sobre la introspección, lo cíclico y la unión de opuestos. La cinta de Moebius es una forma de un solo lado y un solo borde que tiene numerosas particularidades matemáticas. Se construye formando un círculo con una tira de papel, dándole la vuelta a uno de los extremos antes de pegarlo al otro.

Diario de Teruel 15/12/2018 autor: Miguel Ángel Artigas Gracia (Teruel)