El artista alcañizano residente en Berlín estará cuatro meses en el CIDA en un proyecto comarcal. Dará otra vida a las placas que se desprendieron de la pared de la sede
Durante los próximos cuatro meses, Rubén Vidal centrará sus esfuerzos en dar una segunda vida a diferentes placas de alabastro. El artista alcañizano afincado en Berlín está poniendo todo su conocimiento y creatividad al servicio de la investigación para explorar todas las posibilidades de este material como tabla sobre la que pintar. Vidal ha comenzado una residencia en el CIDA en Albalate que finalizará en Semana Santa auspiciada por la Comarca del Bajo Martín. Y es que las placas proceden de la fachada de la sede comarcal en Híjar que se retiraron el año pasado tras varios desprendimientos de algunas de ellas debido al deterioro del paso del tiempo y la exposición prolongada a la intemperie. Se colocaron otras en vidrio templado a imagen y semejanza de las originales para las que se pensó una nueva vida.
Así será con parte de ellas, y el resultado de la exploración del artista quedará plasmado en nueve piezas -una por cada pueblo de la comarca- que se expondrán en la sede. Así que, además de reciclar se cierra un círculo porque estas mismas placas volverán al sitio del que salieron pero en lugar de al exterior, se podrán ver dentro y bien de cerca y como obra de arte.
El resultado final se desconoce, aunque hay ideas. Van cambiando según se van conociendo propiedades de este material como lienzo y para tener algo de luz Vidal debe avanzar porque su investigación acaba de empezar. Este trabajo se está desarrollando en el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro (CIDA). Desde Albalate, este espacio en el polígono Las Eras y «hogar de artistas», es el centro de operaciones en proyectos en coordinación con la Comarca y los ayuntamientos de Albalate y La Puebla, las dos localidades extractoras de este material que se exporta a todo el mundo. Ahora, conocidas y probadas sus bondades y cualidades en escultura, toca abrir otra gran vía en sus posibilidades en pintura.
Pruebas con diferentes técnicas
«Un sueño hecho realidad» es la residencia para Rubén Vidal. Además de investigar y crear, este proyecto le ha permitido regresar al Bajo Aragón «huyendo del frío invierno al que volveré en primavera». Había tenido contacto con el alabastro en Artes Aplicadas en Zaragoza, formación que completó con pintura en Sevilla y más tarde, con escultura en Florencia. «Lo conocía pero no se me había ocurrido utilizarlo como base para la pintura. Este centro creo que podría convertirse en un referente a nivel mundial para el alabastro usado así, que es algo novedoso», se sincera. Del espacio destaca la posibilidad que brinda de compartir tiempo con otros artistas que pasan por allí para realizar proyectos. El inicio de su residencia coincidió con una escultora que venía de exponer en Oriente y con otra que tiene obra en Australia. «Y nuestros caminos confluyen aquí, en Albalate. Es maravilloso compartir el rato del café o la comida y siempre salen ideas de las conversaciones más peregrinas, pero los artistas no tenemos muchas ocasiones de juntarnos y que exista esto es increíble», añade.
Las primeras pruebas las ha aplicado con anilinas, óleos, acuarelas o cretas, antes de continuar con el temple. Al mismo tiempo que las técnicas, va probando las diferentes bases porque ninguna placa es igual a otra ni homogéneas en sí mismas. Hay zonas transparentes, otras opacas y en otros casos eso dependerá de la técnica que aplique. Como recuerda, en los siglos XIX y XVI se empleó así pero con preparaciones opacas, por lo que no se sacaba el provecho de la traslucidez. «Unas placas te permiten trabajar y fundir mucho pero con la luz a través queda la marca del pincel, otras se pueden difuminar…, son muchas opciones», dice.
Las primeras impresiones son buenas. «Me estoy encontrando con un material muy amable, muy estable y en el que se pueden hacer muchísimas cosas, y realmente estoy muy ilusionado», comenta. «Lo más interesante de todo es su principal característica: la traslucidez. La visión del cuadro es diferente con luz frontal o proyectada desde atrás y ahí es donde nos encontramos con una baraja abierta», reflexiona. También permite jugar con las vetas y con el color con los degradados, difuminados o el trazo con dibujo. «Estudié grabado también y con el punzón, el alabastro permite sacar luces, hacer texturas, puedes darle incluso relieve», añade antes de advertir que saldrá con su caballete a los exteriores. «Salgo mucho a pintar al natural pero con placas de alabastro es más complejo porque pesan más, pero lo haré. Por eso se dejó de emplear el alabastro cuando apareció la madera y luego la tela», reflexiona.
Rescata una premisa de artes marciales que invita a aprovechar la fuerza del enemigo en propio favor. Así, Vidal puede utilizar los pigmentos, los óxidos que ha producido la degeneración de la piedra para su beneficio puesto que ya le ofrece una pátina que le sirve, así como las vetas. «En realidad, de alguna forma te dejas inspirar por el material porque está vivo. Es fascinante», concluye.
24 de enero del 2023; autor: Beatriz Severino; fuente: LaComarca (Albalate del Arzobispo)